Hidrogenación del Agua

Cada vez que inhalamos aire, el 2% del oxígeno que entra a nuestro cuerpo se convierte en oxígeno «malo» (radicales libres) que nos oxida. Este oxígeno malo se puede convertir en oxígeno inocuo si le damos una carga eléctrica antioxidante (el hidrógeno). Si no obtiene esta carga de los antioxidantes, la roba de nuestras células, enfermándolas o matándolas, un proceso conocido como oxidación. Un estilo de vida no saludable tiende a elevar los niveles de oxidación debido a una mala alimentación, contaminación, estrés, tabaco, etc. A medida que envejecemos también necesitamos más antioxidantes, porque nuestro cuerpo genera menos enzimas antioxidantes.

Cuando nuestro nivel de oxidación es alto, el cuerpo se niega a convertir los alimentos en energía, porque esto aumenta aún más la oxidación. La carga antioxidante del agua hidrogenada ayuda a ajustar el nivel de oxidación en el cuerpo, lo que permite que los alimentos se conviertan en energía, en lugar de almacenarse en forma de grasa.

Desde los primeros días de ingesta de agua hidrogenada, ya se nota que tienes más energía, estás mejor hidratado, con mejor bienestar general, mejor digestión, mejor calidad de descanso, etc. Pero si estás hablando de mejoras importantes, solo las notarás a las pocas semanas, o incluso meses, si logras reducir el estrés oxidativo, que es la causa de la mayoría de enfermedades y del envejecimiento prematuro.

Algunas aguas embotelladas contienen muchos minerales como para que la hidrogenación funcione correctamente. Recomendamos utilizar agua con menos de 100 mg / l de residuo seco, lo que equivale a menos de 100 ppm o menos de 150 µS / cm.

El agua hidrogenada mantiene sus propiedades antioxidantes hasta ocho horas, aunque puede almacenarse indefinidamente en una botella de vidrio sellada herméticamente, llenándola por completo sin dejar cámara de aire.